LAS PEQUEÑAS GRANDES COSAS

Dice uno de los principios Budistas que para saber lo que es el calor hay que pasar frio, valoramos lo que no tenemos y maldecimos no tener lo que un día tuvimos, así nos pasamos la vida entre la queja por lo que queremos y la nostalgia de lo que tuvimos.

A modo de ejemplo, las vacaciones, todo el año trabajando para llegar a ellas y mientras estamos “disfrutándolas”, ya pensamos en las que vienen “el año que viene iremos a….” o soltamos frases como “aquellas vacaciones de hace dos años que divertidas fueron”.

Por eso me encantaría que un día a la semana, nos centráramos en todas las cosas buenas que tenemos alrededor, diéramos valor a las pequeños detalles por muy insignificantes que parezcan, disfrutar del café matutino, sentir el agua de la ducha, poder llamar a un amigo que hace tiempo que no hablamos, deleitarnos con la música, sentir el viento, quedarnos en silencio, notar el sol o sentir la lluvia en nuestra cara.

Mirad vuestra mano, moverla de arriba abajo, moved los dedos, lo que estáis viendo es una maquina perfecta, las fabricas gastan millones de euros en conseguir estructuras parecidas a sus mecanismos y todavía siguen sin conseguir la excelencia de movimientos que podemos generar.    

Yo ahora estoy disfrutando al escribir estas palabras, pienso la suerte que tengo de poder expresarme y que muchas personas quieran leerme, pienso en la salud que tengo y en la fuerza de mi voluntad para superar obstáculos, tengo claro que solo yo tengo la llave para ser feliz y que esa llave no puedo dejársela a mi cuenta bancaria, ni a mi trabajo, ni a lo que los demás piensen de mi, esa llave es solo mia y yo decido a quien se la puedo prestar, que nunca dar.

Tenemos todos los ingredientes necesarios para ser felices, pero sin lugar a dudas el ingrediente secreto es este. VALORAR LAS PEQUEÑAS GRANDES COSAS y añado un aliño SABER DISFRUTARLAS.

El genio tomó forma de mendigo y le dijo a un zapatero:
"Hermano, hace tiempo que no como y me siento muy cansado, aunque no tengo ni una sola moneda quisiera pedirte que me arreglaras mis sandalias para poder caminar".
"¡Yo soy muy pobre y ya estoy cansado de todo el mundo que viene a pedir pero nadie quiere dar!", contestó el zapatero
El genio le ofreció entonces lo que él quisiera.
"¿Dinero inclusive?", preguntó el tendero
El genio le respondió: "Yo puedo darte 10 millones, pero a cambio de tus piernas" "¿Para qué quiero yo 10 millones si no voy a poder caminar, bailar, moverme libremente?", dijo el zapatero.
Entonces el genio replicó: "Está bien, te podría dar 100 millones, a cambio de tus brazos".
El zapatero le contestó: "¿Para qué quiero yo 100 millones si no voy a poder comer solo, trabajar, jugar con mis hijos, etc.?.
Entonces el genio le ofreció: "En ese caso, te puedo dar 1000 millones a cambio de tus ojos".
El zapatero respondió asustado: "¿Para qué me sirven 1000 millones si no voy a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas que me rodean?".
Entonces, el genio, le dijo: "Ah hermano mío, ya ves que fortuna tienes y no te das cuenta".

Feliz semana a tod@s

Firmado; Un millonario
Alberto Rodilla

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