Antes de entrar dejen salir


Esta semana ha sido bastante dura para mi, con el paso del tiempo y por mucho que ahora empiece a ser un entendido de las emociones y la gestión de ellas, hay sentimientos que por muy trabajados que estén son dolorosos. Los cambios requieren de una fortaleza emocional y una predisposición, pues por norma suelen provocar intranquilidad e inseguridad.

He tenido la gran suerte en estos días poder conocerme un poquito más, ver que no es el lugar ni el sitio, ni lo que lo rodea lo que me hace sufrir, son los recuerdos y las emociones vividas lo que provocan en mi la tristeza, ese espíritu infantil de querer guardar en un frasco los mejores momentos, guardar elementos que me recuerden que “ese” segundo, “ese” olor, “esa” sensación…

Estos días me han servido también para hacer mucha limpieza, de objetos que creía que me hacían feliz, de cosas que me traían recuerdos pero que ya solo eran eso, recuerdos, el ser humano tiene apego por cosas que muchas veces solo aglutinan polvo y que su única misión es recordarnos que fuimos felices.

En algunas sesiones de coaching individuales o en talleres, les hago un símil con los  ordenadores, si no le vamos quitando “porquería” no podemos almacenar nuevas fotos ni canciones ni proyectos y por supuesto todo es un caos incluso para buscar un archivo. Para que nadie suelte el típico comentario: “ en casa del herrero cuchillo de palo” alegaré en mi defensa que cada 6 meses realizo esta limpieza solo que está vez la limpieza a sido mucho más profunda de lo habitual.

He sentido una gran liberación al poder tirar bolsas y bolsas a la basura, he dejado espacio para que entren nuevas, he revisado viejos proyectos y me ha servido para empezar nuevos, parecerá una tontería pero limpiar tanto me ha liberado de tal manera que incluso he aprovechado para tirar a la basura relaciones toxicas y entretenimientos que malversaban mi tiempo y eran poco productivos.

Con esta energía nueva me he propuesto dos hábitos nuevos de esos que muchos se ríen pero que me ayudan a crecer y seguir soñando, he planificado de nuevo mi agenda y me he dado cuenta que por la vorágine de los días había olvidado relaciones que en breve volveré a retomar.

Te quería dar especialmente las gracias a ti, pues en estos días cuando más triste estaba has sabido darme algo que necesitaba, ILUSIÓN y los romanticotes imbéciles como yo, podemos vivir toda la vida enganchados a las palabras, los abrazos y los sueños.

Ahora que ya tengo espacio, ahora puedo decir en voz alta, AHORA ESTOY PREPARADO, AHORA ES EL MOMENTO.

Me encanta este pensamiento

“Toda historia tiene un final, pero en la vida cada final es un nuevo comienzo”

 
FELIZ SEMANA A TOD@S

Alberto Rodilla

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